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lunes, 15 de agosto de 2011

CAPITULO 3: La carrera.


Las apuestas habían comenzado y el volvo C70 de Jack me esperaba en la pista. Durante los días anteriores las cosas eran diferentes, desde que les había contado lo del supuesto secuestro a mis hermanos  estos se volvieron más sobre protectores al punto de que ahora era Adrián quien  me iba a buscar y a dejar a casa luego del colegio. La voz de mi cabeza seguía allí y  cada vez que me hablaba era  para contarme o pedirme algo y por más que intentaba explicarme las cosas no le comprendía. En varias oportunidades intento convencerme de volverme en contra de los chicos, pero hasta ahora no lo había logrado y a medida que pasaban los días seguía intentando convencerme a mí misma de que era solo una alucinación y que debía olvidarme de aquel extraño e incomprensible suceso.

-muy bien esta es tu oportunidad para demostrarnos que tan buena eres en esto Crys –me dijo Alan subestimando mis capacidades.

-cualquier cosa que pase avísanos, todo lo que necesitas  esta en la radio y recuerda no sobrepasar los doscientos  –me advirtió Jack.

-muy bien, todo listo… suerte –me deseo  Alan.

-¡Alan! - le llame este se asomó nuevamente a la ventana - te quiero…

- yo también, ahora concéntrate en la carrera, luego de que ganes hablamos, si es que ganas -  me rei… eso fue lo más estúpido que le pude haber dicho pero lo necesitaba para dejar los nervios de lado.

La bandera cuadriculada  ondeo en el aire dando la partida; quemamos neumáticos antes de arrancar. La carrera estaba reñida, ocho autos eran los que peleábamos el primer lugar por lo que era muy difícil posicionarse en el primer puesto y más aun mantenerlo con tanto ruido de motor intentando desconcentrarte  además del trabajo invertido en cada auto. En estos momentos mi mayor concentración era la música electrónica que me ayudo para acelerar  a 230 jugándomela al mil porciento y desobedeciendo la orden de Jack, pero esa fue la forma mas fácil para llegar a la meta, en tan solo segundos lo había logrado, había dejado todo en la pista y había demostrado de lo que verdaderamente estaba hecha, había sacado la cara por las mujeres.

-¡felicidades! - dijo Alan mientras me rodeaba con sus brazos.

-Gracias.

-Crystal eres… asombrosa - Alan estaba embobado por mi logro.

-Lo sé, eso fue increíble aun siento la adrenalina correr por mis venas, ¿Dónde están Jack y Rodrigo?

-No lo se, ahora que lo dices será mejor que los vaya a buscar.

Alan se separó de mí. Parecía tonta parada allí, por lo que comencé a caminar sin rumbo fijo admirando autos en su mayoría nissan,Volkswagen y honda e incluso Toyota de hace unos años. En el trayecto encontré a varios de los amigos de mis hermanos al primero que divisé fue a Ariel el mejor amigo de Alan -de uno setenta y ocho de altura, cabello corto y castaño y un tanto musculoso –quien se encontraba junto a Demis.

-¡hey Crystal! –Grito Ariel -¡Felicidades! esa carrera fue increíble.

-Gracias, aunque no creo que corra mejor que tu– dije mientras caminaba hacia ellos, se rieron.  Los conocía desde muy niña por lo que prácticamente ya eran parte de la familia.

-¿Y qué tal el colegio? - pregunto Demis, ella era la única mujer del grupo aparte de mi, la consideraba mi hermana mayor una especie de ejemplo a seguir, experta en moda, peluquera y mecánica. Sus ojos color oro me miraron fijamente para que contestara.

- todo en orden, sin problemas. Igual que siempre, mi rutina no cambia –sonreí. Estuvo por contestarme pero algo la interrumpió.

-¡Crystal! –una voz grito mi nombre a mis espaldas, me di la vuelta para responder. El tipo era por lo menos dos cabezas mas alto que yo, de cabello corto y puntiagudo, sus ojos de un color azul intenso- ¿una vuelta? –lo mire absorta, de pies a cabeza su voz era suave y hermosa, hasta que caí en la cuenta de que se parecía a uno de los tres tipos en moto que me habían perseguido hace un mes atrás - ¿y?
 
-Muchas  gracias, pero no –respondí secamente volviéndome hacia el grupo de Ariel.
 



-te acompaño - se ofreció Ariel.








- no descuida, al rato los veo bye –me devolví, quedaban cinco minutos para volver junto a mis hermanos  antes de que se volviesen locos buscándome. Mientras caminaba  alguien me tomo del brazo y susurro algo en mi oído, era el mismo chico de hace unos momentos.

-prepárate porque te están buscando y una vez te encuentren nadie te podrá salvar  -me di la vuelta para verle la cara. Estúpido comentario pensé.

-¿que? ¿Acaso molesto por negarme a correr contigo? - le dije secamente en respuesta a su estúpida advertencia. No contesto -¿quieres correr? Pues bien, hagámoslo –camine hasta el volvo y él a su auto un tanto mas lujoso que el mío, pero no más potente. Nos dirigimos a la partida, quemamos neumáticos durante 10 segundos y partimos, no fue difícil ganarle su estúpido GT, al parecer su auto tenía demasiadas fallas y una revisión no le vendría nada de mal.

-¿complacido ?– le dije cuando llegamos a la meta, y me bajaba del auto. Le sonreí amargamente, pero tampoco contesto, me di media vuelta, él se paró detrás de mí y volvió susurrar.

-esto no es un juego niña, ellos ya te encontraron y no te dejaran en paz, es una lastima querida Crystal que vayas a terminar de tan horrible manera. Descuida nos veremos pronto –me di la vuelta para contestarle pero ya se había ido. Que… quien era él y como era capaz de ser tan rápido… me quede boquiabierta.

-¡Crystal! –Grito Rodrigo - Por fin te encuentro, es hora de irnos –me tomo del brazo y arrastro junto a él.
El día era soleado un poco desagradable para mi gusto para mucho seria un hermoso día pero para mí era terrible sobre todo cuando tenía mucho sueño. La semana después de la carrera había sido de locos, y hoy me había despertado mas temprano de lo usual para ser un fin de semana, por lo menos el día seria tranquilo dentro de lo posible, tome lo que acostumbraba por andar en casa para vestirme.

El camino al taller fue tranquilo y con poco tránsito. Para hoy solo me esperaban unos pocos papeles que debía archivar, eso no era nada. Entre  en el estacionamiento del taller cuando escuche su voz.

-¡hey! te acordaste, creí que nunca más lo conducirías - la voz de Sebastián me impresiono.

-¿Por qué dices eso?

-No lo se, tal ves porque como la vez anterior dijiste que mi A5 era una porquería.

-Jajajaja, ¿Qué haces aquí Seba? ¿Se supone que llegarían la próxima semana? - dije mientras me bajaba del auto e iba a su lado para saludarlo y darle la bienvenida. Nos  abrazamos.

-Se suponía que ese era el plan pero ya sabes como es Cristian con todo eso del ahorro y…
-¿donde esta él?

-Por ahí haciendo nada, como siempre – dijo en tono burlón. Algo típico de ellos dos era nunca avisar, una mala costumbre obvio. No le quite los ojos de encima durante un buen rato. Sebastián se había dado cuenta, pero no dijo nada, sentía esa necesidad de volver a estudiar sus facciones y actitudes para volver a recordarlas y verificar que era lo que había cambiado. Su cabello achocolatado estaba mas corto, pero le favorecía a sus hermosos ojos verde grisáceo y su piel bronceada.

-¡Crystal! -grito una voz dulce ,dirigí mis ojos hacia donde provenía la voz ,y allí estaba parado como un modelo de pasarela con su uniforme lleno de grasa, su cabello cortado casi al cero y sus ojos celestes centellando de felicidad.

-¡Cristian!- grite mientras corría hacia sus brazos.

-Tranquila princesa.

-Te extrañe mucho.
 
Mientras trabajábamos Seba y Cris no desperdiciaron ningún momento para contarnos todas sus experiencias en el extranjero, de alguna manera la conexión entre nosotros tres se había soldado como si formásemos parte uno del otro. Alan, Jack y Seba se habían quedado trabajando mientras Cristian, Rodrigo y yo habíamos ido a comprar para almorzar. La habíamos pasado bien durante las compras, pero eso pronto acabaría.

 Cuando llegamos de comprar el estaba allí, aquel extraño chico que había visto unas  noches atrás. Parado al lado de su GT de color rojo. La mirada que dirigía hacia mi era amenazante tanto así que daba la sensación de absorberme. Le entregué las bolsas a Cristian y camine con paso firme en su dirección, no preste atención a las miradas de confusión alrededor de mí, no había pasado ni casi medio minuto cuando él apareció frente a mi bloqueando mi paso, tal como me esperaba que hiciese.

-¿Qué quieres? - pregunte casi a la defensiva.

-A ti – su voz retumbo en mis oídos.

-¿Por qué? , ¿Para qué? - debía mantener la calma para no levantar sospechas.

-Eso no es de importancia –su respuesta fue fría.

-Claro que sí, estamos hablando de mi  ¿recuerdas?– su mirada irradiaba ira, le mire fijo a los ojos a pesar de temerle.

-Mira mocosa - me tomo del brazo con fuerza - no estoy para juegos y ya te lo dije prepárate - me soltó y se devolvió a su auto.

Le mire furiosa a pesar de que el miedo me comía por dentro. ¿Que era lo que estaba pasando? , últimamente cosas muy extrañas estaban ocurriendo. Me quede allí parada como una estatua observando a los chicos acercarse a hablar con él se una forma diferente a la que esperaba,  pero mi instinto protector salto y antes de que la conversación llegara a más me metí entre medio y le hable.

-no tienes nada mas que hacer aquí – me miro, la burla en sus ojos me hizo enojar  será mejor que te vayas ¡ahora!

-¿Qué sucede Crys? - pregunto Cristian.

-nada de lo que tengan que preocuparse - les hice una seña para que se alejara. La voz en mi cabeza volvió a hablar.

-no seas así con él, será mejor que lo tengas de tu parte, este chico es uno de los tipos que se encargara de terminar con tu vida - la voz rio a carcajadas.
-me importa una ¡mierda! - grite más para mí que para el resto, para mi suerte los chicos no se dieron cuenta o eso creía.

Metí mi cabeza dentro del auto de aquel sujeto, que quedo helado tras mi astuto y casi imprudente movimiento, ahora era yo  quien hablaba en su oído.

-no sé que estas tramando, pero créeme que no dará resultado y tampoco me asusta, ahora si no te molesta será mejor que muevas tu ¡puto! auto de mi taller.

-tienes temperamento mocosa debo reconocerlo, está bien me iré, pero no será la última vez que nos veras - encendió el motor y salió.





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